¿Quiénes somos?
La Morada de la luz es un centro de meditación, Yoga y salud integral, ubicado en plena naturaleza, en un lugar precioso, donde desde 2010 hemos ido desarrollando distintas actividades. Somos profesionales, personas buscadoras, unidas a las terapias alternativas, con ganas de compartir y recibir conocimiento.
Desde los inicios siempre hemos querido compartir distintas enseñanzas y nuevas formas de pensamiento y es por eso que hemos creado un espacio, un punto de encuentro, enseñanza y reposo, un lugar donde podáis conectaros con vosotros mismos y con los ritmos de la naturaleza.
Creamos La Morada de la luz con la ilusión de ser un centro autogestionable donde desarrollar distintas actividades dirigidas a mejorar la calidad de vida de las personas así como contribuir en disminuir el impacto medioambiental ya que para su edificación se utilizaron materiales ecológicos. Su construcción se realizó literalmente con el sudor de nuestra frente, hemos participado plena y activamente en las distintas fases así como en su adaptación para convertirla también en alojamiento y hemos ido realizando algunas mejoras y continuos cuidados para ofreceros siempre un lugar confortable.
Equipo
Trayectoria profesional y personal
Nacida en Alemania, mi interés por vivir en armonía con los ritmos de la naturaleza ha sido una constante a lo largo de mi vida. Desde muy temprana edad, me dediqué a explorar y profundizar en prácticas que promueven la sanación integral del cuerpo, la mente y el espíritu, tanto a nivel personal como en el servicio a los demás. Este camino de búsqueda me ha llevado a experimentar y formarme en una amplia variedad de terapias, filosofías y enseñanzas, lo que me ha permitido desarrollar un enfoque único y holístico para acompañar a las personas en sus procesos de bienestar.
Los talleres y terapias que ofrezco son el resultado de mi experiencia personal, mi formación académica y mi trayectoria profesional. A través de la integración de diversas técnicas y prácticas, busco atender de manera personalizada las necesidades de mis alumn@s y pacientes, promoviendo un enfoque integral que abarca el cuerpo, la mente y el alma.
Formación en nutrición y alimentación consciente
Mi interés por la nutrición y la alimentación comenzó a los doce años, motivado por dificultades digestivas que me llevaron a cuestionar la relación entre los alimentos y el bienestar. Este interés inicial me llevó a explorar y estudiar diversas corrientes alimentarias, como la Macrobiótica, el Higienismo, el Vegetarianismo, el Crudiveganismo, el Anna Yoga (nutrición Ayurvédica) y el Veganismo. A lo largo de los años, experimentó con estas prácticas, adaptándolas a mis necesidades y observando sus efectos en mi salud física y mental.
Estoy convencida que una alimentación adecuada no solo nutre el cuerpo, sino que también eleva el nivel de conciencia, permitiéndonos alcanzar un estado de equilibrio y conexión sutil con nosotros mismos y nuestro entorno.
Formación como terapeuta integral
Mi camino como terapeuta comenzó con la necesidad de sanar mi propio cuerpo, mente y conciencia. Esta búsqueda personal me llevó a formarme en diversas disciplinas terapéuticas, que posteriormente integré en mi práctica profesional. Entre las terapias que estudié y apliqué, se encuentran el Reiki, la aromaterapia, las flores de Bach, la kinesiología, el quiromasaje, la reflexología y la medicina ayurvédica, así como las terapias enfocadas a la mente y a las emociones que me han ayudado a elevar mi conciencia y poder ayudar con ellas también a los demás, entre ellas: la hipnosis Eriksoniana, programación neurolingüística (PNL), Mindfulness, terapia regresiva, técnica de liberación emocional (EFT), Saama, AD7.2.
En mi consulta, cada persona recibe un tratamiento integral y personalizado, basado en la combinación de estas técnicas, adaptadas a sus necesidades específicas. Este enfoque holístico busca abordar las causas profundas de los desequilibrios, promoviendo una sanación completa y sostenible.
Formación en yoga y meditación
Mi educación espiritual inicial estuvo marcada por el cristianismo, del cual adopté valores fundamentales como el amor incondicional y el principio de no hacer a los demás lo que no desearía para mí misma. Durante mi infancia, solía reflexionar al final del día sobre mis acciones, con el deseo de ser una mejor persona. Sin embargo, con el tiempo, sentí la necesidad de explorar otras tradiciones espirituales, ya que las respuestas del cristianismo y otras religiones similares no satisfacían plenamente mis inquietudes.
Esta búsqueda me llevó a estudiar el budismo, particularmente el sendero óctuple de Buda, y más tarde el Yoga, que respondió a muchas de mis preguntas existenciales. Hace 30 años inicié mi formación en el Yoga Samkhya, donde aprendí la importancia del discernimiento y la práctica del observador constante (Purusha) en la vida cotidiana, este enfoque me permitió comprender la relevancia de no identificarse con lo observado.
Un principio que se refleja en mi enseñanza es: «Ser coherente con lo que uno piensa, dice y después hace».
A lo largo de mi trayectoria, estudié y practiqué las principales ramas del Yoga, incluyendo Bhakti Yoga (devoción), Karma Yoga (servicio desinteresado), Hatha Yoga (cuidado del cuerpo) y Raja Yoga, donde profundicé en el funcionamiento de la mente y adopté los ocho pasos del Astanga Yoga de Patañjali. El estudio de los Vedas y el Vedanta transformó mi perspectiva interna, mientras que el Tantra Yoga me permitió explorar una forma profunda y consciente de Amar.
Con el tiempo, integré los principios esenciales de cada rama, desarrollé un enfoque personal e integral del Yoga, que combina práctica, filosofía y experiencia.
En este punto de mi camino, el budismo Zen y la práctica del Zazen, han resonado profundamente conmigo. Las enseñanzas Zen, frescas y directas, se alinearon con mi vida cotidiana, mientras que el Zazen, con su enfoque en la respiración, la postura y la quietud, complementaban mis prácticas de Yoga y meditación, aportándome un sentido de plenitud y conexión.
En cuanto a la meditación, durante años practiqué la meditación con el sonido primordial Aum, incluyendo sus 108 cantos al amanecer, una práctica que combina concentración, Pranayama y postura en quietud. Posteriormente, exploré otro tipo de meditaciones como la atención plena y otras centradas en un objeto o en la respiración.
Los estudios en el proceso de Morir, me han ayudado a darme cuenta de la importancia de estar preparada para cuando llegue el momento, saber las etapas por donde hay que pasar y tener más conocimiento al dejar este cuerpo físico.
Todo lo que enseño parte de mi propia experiencia, pues considero esencial vivir y experimentar cada práctica antes de transmitirla a otros.
En resumen, puedo decir, que mi trayectoria profesional y personal ha sido y es, un viaje de descubrimiento y crecimiento, donde he encontrado y encuentro, las herramientas y enseñanzas que me están permitiendo desarrollar un enfoque único y holístico para poder ayudarme y ayudar a los demás.
Estoy comprometida con la búsqueda de la verdad y la compasión, y espero poder compartir mis conocimientos y experiencia con aquellas personas que buscan encontrar la paz y la felicidad en su interior.
Aun Shanti
Carmen Martín
Es uno de los fundadores y responsables de la Morada de la Luz.
Licenciado en arquitectura técnica.
Desde la juventud siempre estuvo abierto a las ideas y terapias alternativas, se formó en alguna de ellas como: Energo cromo kinese, control mental, geopatía, yoga y Vastu shastra. Ha vivido y experimentado la alimentación ayurvédica, el higienismo y el vegetarianismo.
Es el diseñador y ejecutor de la construcción de la Morada de la Luz y del mobiliario, dado que la casa tiene una forma especial todo ha tenido que hacerse a medida.
En La Morada de la Luz se encarga de la administración y el mantenimiento.
Miguel Ángel pasa consulta, a todas las personas que necesiten asesoramiento en la construcción o reforma de su casa y entorno, dentro del marco alternativo (materiales bioconstrucción, orientación de la casa y sus dependencias).
Agradecimientos
Queremos agradecer a todas y a cada una de las personas que han hecho posible que el proyecto La Morada de la Luz exista. En especial:
A Jorge Martín que siempre ha estado presente cada vez que le hemos necesitado, daba igual lo que fuera siempre estaba ahí para nosotros. Él era el alma de nuestro huerto, del cuidado de los árboles y de las plantas.
A Puri Cueto, por su ayuda y amor incondicional, por los cuidados que siempre nos ha procesado, tanto de la casa como hacia nosotros mismos y por sus exquisitos y sanos dulces, en nuestros talleres y retiros.
A Casimiro Muñoz, Carmen Fernández y Nacho Muñoz, por su ayuda en la construcción de la casa, la donación de la madera para la fabricación de la casa y el mobiliario de la misma, por poner a nuestro servicio sus ancestrales conocimientos y tener siempre a nuestra disposición su taller de ebanistería.
A Mercedes Martín y Pilar Martín, por sus ánimos e ideas, la ayuda en la construcción de la casa y la corrección de los contenidos de la página web.
A Fran Matías, por la elaboración de la página web y la ayuda en la construcción de la casa.
A Thomas Dillig por las ideas, el ánimo y la ayuda en la construcción de la casa.
A Juan Ruiz por ser nuestro querido asesor.
A todos los amigos, alumnos y pacientes que nos han animado a seguir con la realización de los retiros y las actividades de este centro.
Gracias a todos los técnicos, arquitectos, constructores y personas que han ayudado en la construcción de la casa.
También le damos las gracias a las células de nuestro organismo que se han mantenido fuertes y con energía en los momentos menos fáciles.
Y gracias a lo que sustenta por recibir la gracia y la sabiduría suficiente para llevar a cabo este bello proyecto, La Morada de la Luz.